Mapa para elefantes blancos.

Colección: Perspectivas.
ISBN:978-84-9852-695-0
Disponibilidad: Sí
Autores:
Olga Ayuso ;
Diego González
Número de páginas:152 p.
Precio: 12 €.
Medidas: 23,5 x 17  cms.

Descripción:

Olga Ayuso (Badajoz, 1976) es periodista cultural. Realiza los programas Agitación y Cultura y y Las perras de Pavlov en Canal Extremadura Radio, y escribe una página los viernes en El Periódico Extremadura. Antes de eso (y ese antes parece ya la prehistoria), trabajó en prensa, radio y televisión en lugares como Melilla, Granada o Almería, además de Valencia de Alcántara. Que se sepa, es la única persona hetero socia de Fundación Triángulo. Quizá el activismo sea esto.

Diego González (Villanueva de la Serena, 1970) es licenciado en Ciencias de la Información y diplomado en Dirección Cinematográfica y Guión. Ha desarrollado su labor profesional en diversos medios de comunicación y en la actualidad trabaja como guionista y productor de contenidos audiovisuales. Ha dirigido varios documentales y cortometrajes y ha publicado las novelas La importancia de que las abejas bailen (2007, Premio Felipe Trigo), Planes para no estar muerto (Editora Regional de Extremadura, 2017) y Cosas que no están (2017) así como los libros de poemas Mudanzas en los bolsillos (2007), Mil formas de hacer la colada (2006) y Línea 2(2005).



Reseña:

Desde nuestra entrevista hasta ahora, ha habido una ruptura, una traición, dolor y, en fin, cotidianidades varias. Qué largo puede ser el desamor y de cuántas maneras posibles podemos hacer daño, porque no queremos, porque no sabemos, porque no pensamos en las consecuencias, porque destrozamos los pactos, porque no nos enseñaron.
También nos hemos visto una vez: en la manifestación del Orgullo en Mérida que acabó en el templo de Diana, con globos de colores y ambiente festivo.
Antes, mucho antes, me había mandado unas declaraciones por WhatsApp para un reportaje de transfeminismo.
Se llama Victoria y eligió muy cuidadosamente su nombre.
Qué es vencer, sino no tener frío.

***

Tengo un mapa en la piel. Crece con los años. Es blanco. Blanco sobre mi piel negra. Aquí están las costas. Allí los acantilados. A este lado las llanuras y el desierto. A este otro las montañas. Tienes suerte, decía mamá, tener un dibujo así en el cuerpo es un regalo, porque cada marca que te nazca será algo importante que te ocurra en la vida. Y siempre podrás recordarlo.
Con los años una geografía blanca se extiende por mi piel negra creando continentes. Desde el cuello hasta las ingles, desde un hombro hasta los dedos.

Aquí están los ríos. Allí los bosques. A este lado las fronteras.
Y entre todas las señales, dos marcas que recordar. La primera cuando se me escondió la vida. La segunda, el día en el que se paró mi cabeza.
Ya no tengo madre. Tampoco familia. Pero sí un mapa que sigue creciendo. Ahora tiene 27 años. Mi edad. La misma que la de Elisabet cuando murió. Su mapa también tenía marcas, aunque ya nadie las recuerde.
Compartíamos piso, sueños y malas decisiones. Las malas decisiones son las que aparecen en las estadísticas. En mi país las mujeres trans no viven más de 30 años.
Soy de Perú. Soy mujer. Soy trans. Tengo 27 años. Y soy negra.

Mapa para elefantes blancos, escrito a cuatro manos pero con decenas de voces, traza el plano de un territorio casi inexplorado, porque define sus accidentes principales -los ríos, las veredas, los senderos y las ciudades de destino- en cada página. En esas conversaciones encontramos el tránsito de diez vidas de personas trans relatadas a los autores, un camino entre márgenes, bajo la forma de la literatura y el testimonio.